Reacciones Adversas
Otros síntomas aparecidos durante los estudios de fármaco-vigilancia se enumeran por orden decreciente. Se define como reacción adversa frecuente a aquella que ocurre en al menos 1 de cada 100 pacientes; reacción adversa ocasional a la que ocurre en 1 de cada 100 a 1000 pacientes y reacción adversa excepcional la que ocurre en menos de 1 cada 1000 pacientes. Generales: frecuentes: síndrome gripal e intento de suicidio. Ocasionales: escalofríos, fiebre, edema facial, efecto residual, malestar general, candidiasis, cervicalgia, dolor pelviano, fotosensibilidad cutánea. Excepcionales: distensión abdominal, y muerte súbita. Aparato cardiovascular: ocasionales: accidente cerebrovascular, hemorragia, migraña, palpitaciones, vasodilatación, extrasístoles ventriculares. Aparato digestivo: frecuentes: aumento de la salivación, náuseas, vómitos, sed. Ocasionales: estomatitis, aftosa, disfagia, eructos, esofagitis, incontinencia fecal flatulencia, gastritis, gastroenteritis, gingivitis, glositis, hepatitis, melena, ulceración bucal, candidiasis oral, absceso peridental, hemorragia rectal, estomatitis, edema de lengua. Excepcionales: enteritis, úlcera esofágica, decoloración de la lengua. Sistema endocrino: ocasionales: diabetes mellitus, bocio. Excepcionales: acidosis diabética. Sistema hematológico: ocasionales: cianosis, leucocitosis, linfoadenopatía, trombocitopenia, eosinofilia. Trastornos metabólicos y nutricionales: frecuentes: pérdida de peso. Ocasionales: aumento de fosfatasa alcalina, bilirrubinemia, deshidratación, hiperglucemia, hipercalemia, hiperuricemia, hipoglucemia, hipocalemia, cetosis, intoxicación hídrica. Excepcionales: hipercolesterolemia, hiperlipemia. Aparato musculoesquelético: ocasionales: artritis, dolor de espalda y cadera, bursitis, calambres en las piernas, miastenia, artritis reumatoide. Excepcionales: dolor óseo y miopatía. Sistema nervioso: frecuentes: discinesia tardía. Ocasionales: alteración de la marcha, reacción antisocial, ataxia, estimulación del SNC, coma, delirio, despersonalización, hipoestesia, hipotonía, falta de coordinación, disminución de la libido, síntomas compulsivo-obsesivos, fobias, somatización, estupor, vértigo, síndrome de abandono. Excepcionales: parálisis facial, neuralgia, nistagmo, hemorragia subaracnoidea. Aparato respiratorio: frecuentes: disnea. Ocasionales: apnea, asma, epistaxis, hemoptisis, hiperventilación y alteración de la voz. Excepcionales: laringitis. Piel y anexos: ocasionales: alopecia, dermatitis por contacto, piel seca, eccema, hirsutismo, seborrea, úlcera de la piel, y urticaria. Excepcionales: rash máculo-papular, decoloración de la piel. Sensoriales: ocasionales: cataratas, sordera, diplopía, sequedad de ojos, otodinia, hemorragia ocular, inflamación ocular, dolor en los ojos, anormalidad en los músculos oculares, disgeusia, tinnitus. Excepcionales: anormalidad en la adaptación ocular, glaucoma, queratoconjuntivitis, hipopigmentación macular, midriasis y depósito de pigmento en el cristalino. Aparato urogenital: frecuentes: hematuria, metrorragia, incontinencia urinaria e infección del tracto urinario. Excepcionales: eyaculación anormal, amenorrea, mastodinia, cistitis, disminución de la menstruación, disuria, aumento de la menstruación, galactorrea en mujeres, impotencia, menorragia, poliuria, retención urinaria, polaquiuria, disfunción urinaria, aumento del fibroide uterino, albuminuria. Anormalidades de las pruebas de laboratorio: se han observado aumentos clínicamente significativos de la alanilamino-transferasa (TGP) mayor/igual a 3 veces el límite superior del rango normal en el 22% de los pacientes y de la TGO y sigma GT. En algunos pacientes las enzimas hepáticas disminuyeron hacia valores normales a pesar de continuar el tratamiento y otros lo hicieron al interrumpir la medicación. Aproximadamente, el 1% de los pacientes interrumpió el tratamiento debido a incrementos de las transaminasas. Se ha informado eosinofilia. La neutropenia detectada con otros antipsicóticos no se observó durante el tratamiento con olanzapina, si bien han sido descritas evidencias de leucopenia en algunos animales.
Precauciones
La olanzapina puede inducir hipotensión ortostática asociada con mareos, taquicardia y hasta síncope, especialmente cuando el período inicial del ajuste de la dosis, probablemente relacionada a sus propiedades bloqueantes alfa 1 adrenérgicas. Ello puede minimizarse iniciando el tratamiento con las dosis recomendadas. En caso de aparición de la hipotensión, deberá considerarse un ajuste más gradual de la dosis. Deberá advertirse a los pacientes sobre el riesgo de esta manifestación y la necesidad de evitar el consumo de drogas que pueden potenciar el efecto ortostático, como el diazepam o el alcohol (ver Interacciones) que podrán administrarse sólo bajo estricta prescripción médica. La olanzapina deberá ser administrada con especial precaución a pacientes con una enfermedad cardiovascular conocida (antecedentes de infarto de miocardio o isquemia, insuficiencia cardíaca o alteraciones en la conducción), enfermedad cardiovascular y condiciones que predispongan a los pacientes a la hipotensión arterial, como deshidratación, hipovolemia, y tratamientos con antihipertensivos debido al riesgo de hipotensión ortostática. Con baja frecuencia, en pacientes tratados se han registrado convulsiones. Si bien no se puedo establecer el papel causal de esta medicación, la olanzapina deberá ser utilizada con precaución en los pacientes con antecedentes de convulsiones o situaciones que disminuyen potencialmente el umbral convulsivo (ej.: enfermedad de Alzheimer) como sucede con frecuencia entre los pacientes mayores de 65 años de edad. Tal como ocurre con otras drogas que antagonizan los receptores dopaminérgicos de tipo D2, la olanzapina eleva los niveles de prolactina de manera persistente durante la administración crónica. Ello puede ocasionar la aparición de galactorrea, amenorrea, ginecomastia, e impotencia sexual. En los estudios clínicos y epidemiológicos actuales no se demostró en seres humanos una asociación entre la administración crónica de esta droga y tumorogénesis relacionada con la hiperprolactinemia. Dado que la olanzapina puede provocar somnolencia, trastornos cognitivos y afectar la habilidad motora, los pacientes deberán ser advertidos de evitar el manejo de maquinarias peligrosas y la conducción de automóviles, hasta tanto se asegure que el tratamiento no los afecta. Como sucede con otros agentes antipsicóticos, la olanzapina podría reducir la capacidad para regular la temperatura corporal a nivel central. Por lo tanto, se recomienda evitar situaciones que puedan contribuir a aumentar la temperatura corporal como el ejercicio vigoroso, la exposición al calor extremo, la deshidratación o recibir medicación concomitante con actividad anticolinérgica. La olanzapina y otras drogas antipsicóticas deberán ser utilizadas con precaución en los pacientes con trastornos deglutorios por el riesgo potencial de broncoaspiración. Dado que el intento de suicidio es inherente a los trastornos psicóticos, todo paciente bajo tratamiento con antipsicóticos debe ser controlado atentamente. Durante el tratamiento con otras drogas antipsicóticas se ha registrado un cuadro denominado síndrome neuroléptico maligno (SNM), que podría potencialmente aparecer durante el tratamiento con olanzapina. Las manifestaciones clínicas del mismo son hipertermia, rigidez muscular, estado mental alterado y evidencia de inestabilidad autonómica (pulso o presión arterial irregulares, taquicardia, diafóresis y arritmia cardíaca). También puede presentarse aumento de la creatinfosfoquinasa sérica, mioglobinuria por rabdomiólisis e insuficiencia renal aguda. No existe un consenso general sobre los regímenes de tratamiento farmacológico específicos para el SNM. Ante la presencia del SNM debe interrumpirse inmediatamente la administración de drogas antipsicóticas y de otras que no sean esenciales para el tratamiento concurrente; iniciar terapia sintomática y realizar un control médico intensivo. Si el paciente requiere imperiosamente un tratamiento con drogas antipsicóticas, deberá considerarse la reinstauración del tratamiento con este tipo de medicación luego de la recuperación del cuadro, para lo cual el paciente deberá ser controlado atentamente, ya que se han informado casos de recurrencia del SNM. Por otra parte, durante el tratamiento con drogas antipsicóticas puede desarrollarse un síndrome caracterizado por movimientos discinéticos involuntarios, potencialmente irreversible. Si bien este cuadro se presenta aparentemente con mayor frecuencia en las mujeres ancianas, cualquier paciente puede desarrollarlo. Se cree que el riesgo de aparición de discinesia tardía y la probabilidad de que se torne irreversible aumenta en relación a la duración del tratamiento y la dosis total acumulada de las drogas antipsicóticas administradas. No obstante, el síndrome puede desarrollarse tras períodos de tratamientos relativamente breves con sus dosis bajas. Se desconoce el tratamiento más apropiado para la discinesia tardía, a pesar de que el cuadro puede remitir en forma parcial o completa al suspender el tratamiento antipsicótico. El tratamiento antipsicótico por sí mismo puede suprimir (total o parcialmente) los signos y síntomas de este síndrome y, por ello, enmascararlo. Se desconoce el efecto que la supresión sintomática ejerce sobre el curso a largo plazo del síndrome. Dadas estas consideraciones, la olanzapina debe prescribirse en forma tal de minimizar la aparición de una discinesia tardía. En aquellos pacientes que requieren un tratamiento crónico deberá indicarse preferentemente, la menor dosis y durante el menor tiempo que produzca una respuesta clínica satisfactoria. En forma periódica debe reevaluarse la necesidad de un tratamiento prolongado. En el caso de aparecer la interrupción de la administración de la droga. Sin embargo, algunos pacientes pueden requerir la continuidad del tratamiento con olanzapina a pesar de la presencia del síndrome. Debido a la afinidad de la olanzapina por los receptores muscarínicos pueden aparecer manifestaciones adversas como constipación, sequedad en la boca y taquicardia, posiblemente relacionados con el antagonismo colinérgico. Si bien en la mayoría de los casos no se requirió suspensión de la medicación, ésta debería ser administrada con precaución en pacientes con hipertrofia prostática clínicamente significativa, glaucoma de ángulo agudo o antecedentes de íleo paralítico.